Dios y la democracia
Un compañero de trabajo nos lanzó una pregunta por email: Es acaso Dios demócrata? Su inquietud surgió mientras el analizaba la democracia como sistema político ideal y también se preguntaba si todo hombre tiene en su corazón el anhelo de democracia. Yo le contesté de la siguiente forma:
Estimado,
Para responder a la pregunta ya planteada, es necesario saber que la concepción religiosa que por lo normal se tiene de Dios lo cataloga como un ser omnipotente e infalible y por lo tanto se asume que El no necesita la ayuda de nadie. Religiosamente Dios es un monarca, un Rey. La concepción cristiano-protestante acepta que Dios es una trinidad y que Jesucristo su hijo es intercesor (políticamente sería un príncipe, pero total es el mismo Dios). La Iglesia católica tiene una idea aristocrática en el cual los santos también interceden e influyen en las decisiones de Dios. El hombre tiene hasta cierto punto derecho a influir en esas decisiones pero su rol se reduce a aceptar la voluntad de Dios. El único que exigió democracia en el Cielo fue Satanás el cual creía que también tenía derecho a gobernar y ya todos conocen el destino de este.
En cuanto a si el hombre tiene un anhelo natural de democracia, podría decir que la democracia es una solución a que todos tenemos un anhelo de poder, de opinar, ser escuchado y de que su voluntad se lleve a cabo.
Etiquetas: Religión
Se han dicho como 8 cosas acerca de esto:
Estoy completamente de acuerdo con tu respuesta, tengo mis reservas porque tengo una vision de DIOS, que quizas no sea la de lo demas, entonces ahi estriba tu comentario de que de acuerdo al cristal religioso con el que se mire entonces variara la respuesta.
En el caso que dices sobre lo que los hombres llevamos por dentro, eso es coyuntural, es decir siempre querras lo que convenga en el momento, a menos que no seas un lider y abnegado piense que es lo que conviene a tu pueblo por encima de lo que te conviene a ti.
Es decir, querras democracia cuando estes abajo y querras autocracia cuando estes arriba, esa es la conducta usual de los seres humanos, con raras excepciones.