Como anoche (diario de un peatón)
Capítulo 8: Otro gran susto
Septiembre 1998
Era domingo en la noche. Me encontraba en casa de la que en aquel tiempo era mi novia. Las visitas solían ser largas gracias a la insistencia de ella de que me quedara un rato más. Luego de tres horas cargadas de mucho hablar y de miles de intentos de "comer gallina" nos pasó su padre por el lado mirando hacia el techo con las manos agarradas en la parte baja de su espalda y con cara de preocupación irónica diciendo:
-La calle está peligrosa! Y mucho más a estas horas…..
Aquellas palabras fueron absorbidas por mi intelecto y traducidas a un castellano más fácil de comprender. La traducción final fue: "Jovencito! Como que es hora de que usted se largue….."
Yo no era el único que visitaba aquella casa los domingos, también estaba Bernardo que era el novio de mi entonces cuñada. Le hice señas a Bernardo y le di cinco minutos para que se despidiera. Yo también gaste el mismo tiempo en hacer todo el ritual de despedida, tarea para la que nunca he sido muy bueno.
Teníamos que tomar un carro publicó en la Charles de Gaulle y otro en el Kilometro nueve de la Carretera Mella. La esquina en donde tomábamos el primer biónico era muy oscura. De momento se detuvo un Nissan Sunny del 80 azul, con la puerta delantera un poco caída y sustentada por un pedazo de barrilla en forma de U cubierto por un trozo de manguera verde. En la parte delantera del carro iba un moreno que tenía pintada la cabeza de color naranja claro, su pelo se parecía mucho a un plato típico de la comida criolla. El chofer era un gordito color azul metileno y detrás iba un flaco con nariz aguileña y cuyo pelo daba la impresión de que su estilista era una vaca.
Luego de que nos montamos y que el auto arranco mis ojos captaron la imagen de un objeto metálico de color oscuro en forma de L, grueso y con un pequeño arco ubicado frente al ángulo recto del mismo. Aquel artefacto era una pistola y estaba al lado de la palanca de los cambios. De inmediato entré mis manos en todos mis bolsillos y con la misma cara de asustado le dije a mi compañero de guerra:
-Que maldita vaina Bernardo! Dejé el dinero en la casa. Chofer déjanos!
Nos desmontamos mas rápido que inmediatamente e hicimos ademán de cruzar la calle. El vehículo doblo en la esquina siguiente lo que nos confirmó que realmente eran atracadores. Luego de ahí esperamos un carro que pasara vacío. Doy gracias a Dios y a Tatica de que aquella noche no nos "lambieron". Si bien son ciertas las palabras del célebre músico y político Juan de Dios Ventura Soriano: "El Hombre enamorado tiene un ángel en el cielo y a nada le tiene miedo" tampoco dejan de ser objetivas y veraces las de Jossie Esteban: "Pa' que digan que aquí murió, que digan que aquí corrió".
Después de aquella noche fuí más precavido a la hora de abordar un carro público ya que siempre me tocaría tomar uno a esas horas para llegar a casa "pegadito como anoche".
Etiquetas: Como Anoche
Se han dicho como 14 cosas acerca de esto:
Lo de inteligente lo muestras en muy diversas formas....
Cualquier otra persona se friza del miedo y a ti se te ocurrio una muy buena idea.
Bien por ti...creyeron que eran tigueres y le salio un tiguerazo!!.