Como anoche (diario de un peatón)
Capitulo 7: Taxi Driver
Enero del 2007.
Era Domingo en la tarde. Regresaba de San Francisco de Macorís, me había pasado el fin de semana en casa de mis tíos para ir a ver un juego de Las Águilas contra los Gigantes (por supuesto ganamos los aguiluchos!). Al desmontarme en la parada de Caribe Tours, decidí no tomar un carro público ya que mi cuerpo estaba cansado y deseaba llegar rápido a mi "Home Sweet Home". Tomé un taxi de los que esperan a los pasajeros delante de aquella estación de autobuses. El chofer parecía un tipo tranquilo. Se trataba de un joven de algunos 27 años, delgado, con cara de "yo no fui" y su pelo crespo denotaba que tenía por lo menos siete semanas que no visitaba a un barbero. Le dije el destino al chofer y el aviso a la base el recorrido que iba a realizar. En ese momento dejé de ser persona para convertirme en "741" (código que usaban en esa compañía de taxis para definir a los pasajeros de sexo masculino).
Tomamos el elevado de la 27 con dirección a la Zona Oriental. Durante el principio del trayecto escuchábamos el programa "El kilométrico de Felito" donde sonaba la majestuosa interpretación del gran Andy Montañez: "Milonga para una niña". Cuando estábamos encima del puente Duarte nos dimos una gran susto con una Montero Sport del 2003 gris (sin resonador chicas!) que se nos tiró encima y casi nos choca. Al chofer comenzaron a salirle todos los demonios a flote. Bajo los vidrios y comenzó a gritar obscenidades en contra del conductor de aquella "yipeta".
La yipeta nos rebasó y entró en el túnel. El Chofer del taxi estaba color tomate y cambió la emisora de salsa por una de reggaetón. De ahí en adelante al conductor no le importaba hacia donde debía llevar al "741" que estaba a su derecha sino que su único objetivo era perseguir al imprudente que casi nos desgracia la vida. Para mi suerte la yipeta tomo el mismo trayecto que conducía hacia mi casa. Al llegar a la avenida San Vicente de Paul se juntaron los dos vehículos. Yo intentaba jugar el papel de copiloto pacifista, pero creo que ni el mismo Agripino Nuñez podía impedir en aquel momento que el mi compañero intentara halar por su pistola. En aquel momento los huevos bajaron al precio de un centavo y yo estaba a punto de reclamar materia prima de chocolate. Nunca antes había rezado un rosario en un segundo.
Gracias a Dios lo de la pistola del taxista no paso de un simple "bulto" y el chofer de la yipeta "lo cogió suave" y no se detuvo. Mientras la yipeta se alejaba mi corazón seguía palpitando de forma acelerada y mi respiración seguía siendo profunda. Mientras el taxista se sentía contento por haber implantado un poco de respeto la radio secundaba los pensamientos del chofer al ritmo de la canción "Tu no ere' de na' " del Lápiz Consiente.
Al llegar a mi casa pedimos la tarifa, pagué y dí gracias a Dios y a Tatica la de Higuey de que allí no se armó una catástrofe. Yo lamenté haberme montado en aquel carro con aquel sujeto envés de ir en un biónico "pegadito como anoche."
Fin de la primera temporada.
Etiquetas: Como Anoche
Se han dicho como 22 cosas acerca de esto:
ja ja tienes una forma muy chevere de redactar,aparte la idea del blog es muy original... andar a pie es lo mejor del mundo se conoce gente ja ja (como el comercial). Bueno seguire viniendo y gracias por pasar por el mio.